Valencia, año 1987

Que la historia se repite lo saben hasta los más viejos del lugar. Mi padre, por ejemplo, parece que está deseando que mi hijo Víctor haga una trastada para sonreír, decirme que me está bien empleado, porque yo era igual o peor. El caso es que comprobar en tus carnes esa verdad inalienable de que la historia son ciclos duele, pero tiene su punto de gracia.  

Y no, no pienses amigo lector que con el título "Valencia, año 1987", voy a escribir una novela similar a la obra maestra de George Orwell que lleva de título "1984". Simplemente echo la vista atrás, hasta el año 1987, cuando el Valencia CF recién ascendido de su pesadilla de Segunda División, trataba de recuperar su dignidad futbolística tras bajar al infierno.
La sensación que tengo es que el actual Valencia se encuentra -salvando las distancias históricas- en una situación muy similar al de hace 30 años. Aquel era un club endeudado, con muchos problemas económicos (como éste), y que utilizó una fórmula deportiva infalible para volver a la élite del fútbol español y europeo: paciencia, muchos jugadores de la casa; algún español bueno y uno o dos fichajes por temporada. Nada más.
La principal diferencia, sin embargo, es que en 1987 todo el mundo sabía lo que había y ahora no. Ahora me da la sensación de que vamos (o estamos) en una época en la que el Valencia es un club vendedor, preocupado por bajar el coste de plantilla, por tener liquidez para pagar deudas, estabilidad económica para afrontar los vencimientos de los préstamos y con poco margen de maniobra para fichajes. Sin embargo, detecto que parte del valencianismo todavía vive engañado y que otros muchos estamos soñando con las promesas de la época de Amadeo Salvo y Aurelio Martínez o de los primeros tiempos de Layhoon Chan. Estamos sin terminar de abrir los ojos a una realidad marcada por la venta de jugadores importantes a go-gó, pocos fichajes y obsesión por cuadrar las cuentas por encima incluso de los anhelos deportivos. 

Asumir errores y ganarse a la gente

¿Tanto cuesta salir y reconocer que hace dos años malgastaron el dinero de Peter Lim -con la inestimbale y dudosa colaboración de Jorge Mendes- en fichajes caros, vamos que se equivocaron y que ahora la realidad del Valencia pasa por tres o cuatro años de apretarse el cinturón con narices en el que ir a Europa será una empresa difícil? 
No sé si llegan a tiempo para ganarse a la grada, creo que aún todo es posible, pero si como parece no tienen ninguna intención de vender el club y su deseo es permanecer muchos años en Valencia (como demuestran con gestos como que preparen el centenario, la capitalización de cien millones de euros, o la construcción del estadio a medio plazo), Meriton debe ponerse las pilas.
Creo en las personas. Es más, estoy convencido de que buena parte de la gente, si asumieran errores, les explican la realidad y viniera Lim de paso, pasarían de estar abiertamente en contra de Peter y los suyos para, tras asumir la realidad, volver a apretar los dientes y así sacar al Valencia hacia arriba como hace 30 años. En Segunda el equipo renació de sus cenizas, las gradas se volvieron a poblar, la gente se dio cuenta que el club les necesitaba y se volcaron con él. ¿Por qué no tratar de que se repita la historia? Sólo sé que para expandir la marca internacionalmente primero has de cuidar lo que tienes. Si olvidas lo que fuiste, ¿cómo puedes transmitirlo a los que no te conocen? 
Yo no sé qué hacía Peter Lim hace treinta años, yo sólo sé que un servidor deambulaba por el Centro de Estudios Europa, me apasionaba el fútbol, trataba a veces de que me pasaran por los tornos de Mestalla, había "medias entradas" y veía que corrían con sus equipajes totalmente blancos sobre el césped de Mestalla los Sempere, Quique, Revert, Giner, Arias, Bossio, Subirats, Fernando, Arroyo, Fenoll, Alcañiz, Voro y compañía... Fíjense si los Layhoon, Kim, Anil y demás los tienen cerca ahora para preguntarles por qué dirección deportiva debe tomar el club, y preguntarles cómo sacar al Valencia del atolladero en el que lo tienen metido ahora. Feliz semana. 
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia