La venta del Sevilla
Conforme la guerra accionarial se recrudece en forma de fiebre del oro con la compra compulsiva de acciones por parte de los principales accionistas del Sevilla, que por cierto, cada vez pagan más, los rumores sobre la inminencia de la venta se hacen mayores y ya incluso salen nombres. Se busca la mejor carta de presentación posible para una hipotética operación que no gustaría al sevillismo y que provocaría una ola de reacciones en contra de los actuales gestores y futuros vendedores: Carrión, Alés, Castro y Guijarro. Obviamente, hay muchos intereses, de toda índole, dentro de un mercado abierto para todos y en el que el Sevilla se erige como uno de los mejores clubes, no adquiridos por capital extranjero, de toda Europa.
Vender una sociedad anónima exitosa es lo más normal del mundo. Para esto están las empresas y el Sevilla lo es. Y con casi un 40 por ciento del capital social 'atado' por parte de los hipotéticos vendedores, incluso se garantiza la tranquilidad a la hora de gestionar el futuro por parte de los compradores... o casi.
El resto de la tarta accionarial contempla a día de hoy un control cercano al 34 por ciento por parte de Del Nido, un 20 de los pequeños accionistas, peñas, etc... y un diez perdido, en el limbo. Esto quiere decir que ese 40 del que disponen estos cuatro grandes accionistas podría ser suficiente para controlar el Sevilla, al menos de momento. ¿Qué recurso le quedaría a la familia Del Nido y/o a los pequeños accionistas para ejercer cierta oposición a los nuevos 'jefes'? Unirse, no tendrían otra. Ahí podríamos incluso ver un panorama con José María del Nido y Eduardo Arenas (cosas más raras se han visto) caminando de la mano a pesar de no haber sido precisamente uña y carne hasta la fecha.
Anteriores experiencias en el fútbol español desaconsejan dejar clubes en manos de extranjeros. El Racing de Santander y el Alavés dan buena muestra de ello, como lo hacen otras muchas en toda Europa, devastadoras para clubes tan grandes como el Milan. También las hay muy positivas, aunque son, claramente, las menos: El Chelsea, el Manchester City o el PSG jamás habían sido tan poderosos como con sus actuales mandatarios y, otros muchos, aunque vivan a la sombra de los equipos grandes, también se pueden felicitar por la llegada de dinero fresco extra.
Sea como fuere, el panorama en el Sevilla es de gran incertidumbre porque la gestión en curso siempre va a ser mirada con recelo por los sueldos aprobados en la última Junta de Accionistas, la cercanía de la posible venta y porque, precisamente para ejecutar dicha transacción, una foto bonita de la situación, con pocos gastos y más beneficios, siempre va a ser un 'anzuelo' ideal para vender mejor.
La familia Del Nido dice que no vende, los 'Accionistas Unidos' se quejan porque no reciben respuestas a sus preguntas y los supuestos vendedores, que venderán, callan y negocian. Y mientras tanto, los que pagan el carné y no tienen para acciones, sólo quieren que su siga ganando y en manos de sevillistas. Se avecinan tiempos de cambios.