¿Puede darle el Real Valladolid a Miguel de la Fuente lo que quiere?
Pocas veces me leerán escribir en este blog. Nunca me he sentido cómodo escribiendo una opinión. Reconozco que me cuesta más allá de los 280 caracteres decir lo que pienso. Prefiero hacerlo en la radio y dejárselo a los que saben, como Arturo Alvarado.
Opinar sobre la situación de Miguel de la Fuente en el Real Valladolid en un tuit es casi imposible, y la noticia publicada en ElDesmarque este viernes ha causado un revuelo que me ha animado a dar el que es mi punto de vista. La información de este viernes, quizá por error pero a la vez por impulso, se cerró con algo más opinable que objetivo: "Entrar en el último año de contrato sin una solución sería jugar a la ruleta rusa. La bala restante y la herida, en todo caso, no sería ni para Miguel, ni para Sergio González, ni para Gómez ni para Ronaldo Nazário: sería para el Real Valladolid".
Parto de la base de que todas las opiniones son merecedoras de ser leídas, escuchadas, vistas (anonimatos al margen), pero nunca escribiría sobre algo acerca de lo que no me he informado antes. Así que lo que aquí se lee se escribe después de hablar con las dos partes. Cada una, como se pueden imaginar, tiene su película. Y en base a ellas yo me he montado la mía. Me faltaría, reconozco, haber visto más veces a Miguel, y esto se reduce a su presencia con el primer equipo, que a la vez es la base, parece, de todo esto. Me rodeo de mucha gente que ve a Miguel siempre que juega y me apoyo en su opinión, variada, para complementar la mía. Son creíbles y sin intereses de por m̶i̶e̶d̶o̶ medio. No son de los de "vaya hostia se va a dar Miguel" o de los de "el Real Valladolid no sabe lo que hace". Hablan de fútbol, que es lo que me interesa.
Una temporada clave
Vayamos al meollo. Al parecer, Miguel de la Fuente se tomó esta temporada como un punto de inflexión en su carrera y en el Real Valladolid, donde podríamos decir que lleva toda la vida. Vio como otros jugadores, algunos de su misma demarcación, se iban. Tuvo opciones de hacer lo mismo, pero se quedó en el Promesas (aquí existen distintas versiones de quién tomó la última decisión), compartiendo entrenamientos y pretemporada con el primer equipo, donde estaban en su puesto Sergi Guardiola, Enes Ünal y Sandro Ramírez.
La temporada empezó y el rol de Miguel cambió más bien poco con respecto a la pasada. Mucho Promesas y poco primer equipo. Miguel ha vivido con cierta envidia la oportunidad que tuvo, y aprovechó, Mohamed Salisu. Y considera que él esa oportunidad no la ha llegado a tener. Aquí nos metemos en el farragoso terreno de los criterios deportivos. Hay que entender que Sergio vio en Salisu para la defensa algo que no ve en Miguel para la delantera. Y tampoco hay mucho que debatir, es sencillo. Él decide. Amén.
A Sergio los resultados le dan la razón (ascenso y permanencia y media), los goles no tanto y los delanteros es obvio que algo de culpa tienen. Y yo no digo que Miguel sea la solución. Ni lo sé yo, ni lo sabe él. El quid de todo es no saberlo. Y el problema para Miguel es ese, no haberlo podido demostrar, no haber tenido el examen. Si Miguel se marcó esta temporada para decidir qué hacer con su etapa en el Real Valladolid tiene sus motivos para dudar sobre la ampliación de contrato. El año lo va a cerrar, si el fútbol no vuelve, con 29 minutos en LaLiga Santander repartidos en tres partidos. En Copa del Rey ha jugado algo más, pero tampoco ha tenido ninguna titularidad.
Que a Miguel le quedará pequeño el Promesas la próxima temporada (si no hay ascenso) es obvio, si le quedará grande el proyecto de LaLiga Santander nadie lo sabe
La parte del jugador considera que Miguel está preparado para Primera División. Es su opinión, y es respetable. El Real Valladolid, a la pruebas me remito, tiene otro pensamiento. Que a Miguel le quedará pequeño el Promesas la próxima temporada (si no hay ascenso) es obvio, que le quedará grande el proyecto de LaLiga Santander, repito, nadie lo sabe. Él cree que no, y por eso quiere evitar una renovación para acabar cedido en un equipo de LaLiga SmartBank, lo cual algunos dicen que puede pasar irremediablemente por una cuestión contractual si él así lo decide, lo cual nadie confirma ni desmiente. Esta última opción, insisto, opción, evitaría un año en blanco para el jugador si la cuerda se rompe del todo. Que en pretemporada en el Nuevo Estadio José Zorrilla habrá montonera de delanteros es inevitable, algunos con anuncio de que estarán en el primer equipo sí o sí: una plaza menos.
Lo que quiere Miguel
Si bien comparto que Miguel se ha merecido por lo menos la oportunidad que no ha tenido, no tanto que no le venga bien un año de machaque en Segunda, pero quizá debería haber sido éste y previa renovación. Decirlo en plan 'Capitán A Posteriori' es fácil. No creo que ningún equipo de Primera le pueda garantizar lo que exige. Y tampoco que vaya a haber una apuesta cercana a los 10 millones de euros (es su cláusula) este verano, lo cual dejaría un follón de tres pares de narices entrando en los últimos ocho meses de vinculación y el riesgo de que se vaya gratis.
La realidad es que no sabemos a qué nos exponemos con Miguel de la Fuente. Pero, ¿y si pasa?, ¿y si explota a lo bestia?. Un delantero bueno vale un pastizal (y uno malo también) y un delantero bueno y de la casa prácticamente no existe. ¿Cuántos Iago Aspas o Fernando Torres hay?. Al hilo de este último, sus representantes eran, o son, los del propio Miguel.
Lo que llevo mal es el renegar de los vallisoletanos o canteranos que se van por defecto, alegando a bofetadas que la carrera ha dado a algunos cuando se han ido de aquí. Hay una larga lista a la inversa, de los que han triunfado y de los que también se echó pestes. Más justo me parecería despotricar de los que pusieron fácil su continuidad y ameritar lo que está consiguiendo fuera alguien de la casa, que no es ningún pecado ni te hace menos del Real Valladolid. Periodísticamente, siempre es fácil tirar a los leones a quien se va y dorar la píldora a los que quedan, que son con los que tú te vas quedar. A mí me suena cobarde.
Dicen que no hay nada que el dinero no pueda solucionar. Y el problema en el caso de Miguel de la Fuente es que nadie viene a traducir el jaleo montado en un problema de dinero. El problema es otro, ya contado, y urge una solución por el bien del Real Valladolid.