En memoria de Satur (DEP)
Escribir un obituario es como hacerle un torniquete al corazón, para frenar la sangría del recuerdo. No hay obituario alegre, no cabe. La propia palabra descorazona. Pero el tuyo, Satur, no quiero que entristezca, porque la nostalgia siempre te deberá una sonrisa, ésa que siempre acababas arrancando a todo el mundo. Le voy a hacer un desplante a la congoja para honrar la memoria de una madre, una abuela y una gran mujer, una luchadora con la L mayúscula.
Siempre se van los mejores…¡qué va! se va todo quisqui, sólo que la mayoría de las veces los mejores se van más pronto que la gente chunga. Tú te has ido antes de tiempo, dejando huérfanos de tu calor a todos los que te disfrutamos en vida. Ya no habrá más tortillas con chorizo, ni camisetas con el escudo más limpio. Ya no te tendrás que preocupar más por nuestro futuro, ni quedarán llamadas periódicas para ver cómo está Viginia. Porque tú la querías mucho, como a tantos otros/as a quienes criaste a la vera de un parqué impoluto.
Te has marchado en silencio y has dejado mudo al baloncesto sevillano. Quién lo hubiera dicho, en silencio…si esa palabra no estaba en tu diccionario. En el tuyo, ese nicho de sabiduría popular de barrio obrero, estaban ‘Timpelton’, ‘Lurru’, ‘Nieski’ o ‘El Grande’, aquellos apelativos relatores de tu signo inconfundible, una única forma de nombrar a los que eran como tus hijos.
Me imagino el pellizco de dolor que, allá por Dallas, habrá recorrido hoy el espinazo de ‘El Rubio’, Kristaps Porzingis, para más señas. Una rutilante estrella de la NBA amamantada por la leche materna de tus potajes. El mismo pellizco que ha viajado por Eslovenia, por Estados Unidos, por Bulgaria…Y ése es el mejor recuerdo que puedes dejar, el cariño devuelto con que mimaste a cientos de chavales sin mirar su nombre o procedencia.
Al mago de Memphis se le habrá metido algo en el ojo. Los árbitros ya no tendrán quien les persiga por el túnel de vestuarios. Los rivales no encontrarán a quien les esperaba cariñosa y solícita. Los vestuarios guardarán el eco de tu incansable trabajo.
El cielo de San Pablo ha amanecido hoy con nubes de lamento y su pabellón vacío alberga un partido de profunda tristeza. Sólo las lágrimas han sacado su entrada. En el techo, la camiseta de Raúl Pérez espera para enfundar tu sonrisa. Descansa, Satur, el baloncesto de Sevilla cuidará de tu memoria.
Grandísima mujer, siempre preocupada por los demás, cariñosa y atenta. Qué pronto te has ido!!! Un beso enorme allá donde estés.
Yo que voy a decir ya que tú no sepas Nacho una bellísima persona, los que hemos convivido con ella no tenemos palabras para agradecerle toda la entrega desinteresada y su trabajo siempre al pie del cañón. Un abrazo apretao Satur D. E. P. 😘😘😘😭😭😭
Muchos años visitando san Pablo, para ver a mi Caja y siempre estabas allí, cuantos recuerdos te llevas y cuanto te queriamos todos. donde estés danos fuerza para seguir en este mundo cruel. Saludos