La sanción a Marta difumina la coronación de Miguel Ángel López
La polvareda levantada por la sanción a Marta Domínguez por anormalidades en su pasaporte biológico -tres años- ocultó este año la gesta del murciano Miguel Ángel López, que se coronó campeón mundial de marcha en Pekín.José Antonio Diego
El 19 de noviembre, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) atendió la reclamación presentada por la IAAF contra la absolución de la palentina, que fue desposeída, además, del título mundial de 3.000 metros obstáculos que obtuvo en Berlín 2009.
No por previsible, a tenor del desenlace de otros casos similares, la noticia resultó menos traumática para el atletismo español, pues pone en entredicho a una figura hasta hace poco considerada la mejor atleta de la historia.
Según el TAS, las explicaciones ofrecidas por la Federación Española de Atletismo, cuyo Comité de Competición la exculpó, y por Marta, "no fueron suficientes para convencer al tribunal de que no hubo violación de la normativa antidopaje, ante las evidencias científicas presentadas por los expertos de la AMA y la IAAF".
El terremoto relegó a un segundo plano la gesta que, sólo tres meses antes, había realizado, el 23 de agosto, Miguel Ángel López, que dio a España la única medalla en los Mundiales de Pekín con una sólida victoria en 20 kilómetros marcha, doblegando en el penúltimo la tenaz resistencia del chino Zhen Wang, escapado desde el 13.
López cruzó la meta victorioso con un tiempo de 1h19:14, récord personal, seguido, a 15 segundos, por Zhen Wang. Era la segunda medalla de oro que obtenía un español en la marcha corta, veintidós años después de la victoria de Valentín Massana en Stuttgart'93.
La selección española, que había enderezado el rumbo dos años antes en los Mundiales de Moscú, volvió a las andadas en Pekín, donde la medalla de oro de López no bastó para tapar carencias que empiezan a ser reiterativas, como las del mediofondo.
El director técnico, Ramón Cid, no escurrió el bulto: "ha sido una actuación, en general, muy floja, La mitad de los 40 ha estado claramente por debajo de las expectativas".
Los escándalos de corrupción y dopaje en el atletismo mundial sepultaron también el nuevo triplete de Usain Bolt en Pekín.
En su regreso al estadio de El Nido, escenario de su explosión olímpica siete años antesw, Bolt volvió a ser el rey, como en los Mundiales de Berlín 2009 y Moscú 2011. Llegó con ocho medallas de oro, empatado con Carl Lewis, y se fue con tres más tras conseguir el cuarto triplete en grandes campeonatos.
Pero, no bien cayó el telón de los Mundiales, el atletismo empezó a echar tierra sobre su ya deteriorado crédito. La corrupción y el dopaje invadieron el mismísimo despacho del entonces presidente de la IAAF, el senegalés Lamine Diack, acusado de aceptar dinero a cambio de ocultar positivos de atletas rusos.
El juez anticorrupción francés Renaud van Ruymbeke registró el 3 de noviembre la sede de la IAAF en Mónaco e imputó a Diack, que había dejado la presidencia con 82 años, y a su consejero jurídico Habib Cissé. Ambos quedaron en libertad bajo control judicial. Diack fue expulsado también como miembro honorario del COI.
Con el expresidente procesado por corrupción, la sede monegasca de la IAAF registrada por la Policía, la Federación Rusa suspendida por alentar un dopaje sistemático y el atletismo keniano en el disparadero tras arrojar nuevos casos positivos, el panorama atlético que se ha encontrado el nuevo presidente, Sebastian Coe, no puede ser más desolador.
El propio Coe, exitoso organizador de los Juegos de Londres 2012 y el hombre llamado a regenerar el atletismo, ha sido objeto de críticas por su presunto apoyo a Eugene como sede de los Mundiales del 2021. La ciudad estadounidense es la casa matriz de Nike, multinacional de la que Coe era embajador y de la que cobraba -hasta su reciente renuncia- 150.000 dólares anuales.
Kenia, primera potencia de los Mundiales de Pekín en el medallero, sigue arrojando signos que apuntan a prácticas extensivas de dopaje. La última en caer ha sido Emily Chebet, doble campeona mundial de cross, que ha sido suspendida cuatro años, igual que otros seis compatriotas de menos renombre.
En los Mundiales de Pekín, siete medallas de oro en disciplinas tan dispares como el fondo, las vallas, los obstáculos o los lanzamientos, convirtieron a Kenia en la primera potencia. Estados Unidos terminó en un tercer puesto no menos sorprendente.
Kenia empató en medallas de oro -siete- con la Jamaica liderada por un Bolt "inhumano" que sigue contando los oros de tres en tres.
Los triunfos de Nicholas Bett en 400 metros vallas y de Julius Yego en jabalina fueron los éxitos más sorprendentes del equipo keniano, que dejaron en un segundo plano la suspensión por dopaje de dos de sus velocistas, Koki Manunga y Joyce Zakary.
Por primera vez en 24 años, el país dominador del cuadro de metales no fue ni Estados Unidos, que había liderado la lista de medallas en las cinco ediciones anteriores, ni Rusia, dos potencias que han repartido ese puesto de honor con la única excepción de las dos primeras ediciones, dominadas por la antigua Alemania oriental.
La caída de Rusia adquirió dimensiones de auténtico descalabro. En el ojo del huracán por las sospechas de dopaje masivo y sistemático, el equipo ruso, que había sido segundo en casa dos años antes, se despeñó hasta el noveno puesto, sostenido a duras penas por el vallista Sergey Shubenkov y la saltadora de altura Maria Kuchina, sus dos únicos campeones en Pekín.
El estadounidense Ashton Eaton logró en único récord mundial de Pekín 2015 (9.045 puntos en del decatlón, seis más que el suyo anterior), aunque su gesta pasó casi inadvertida ante el revuelo que levantó Bolt ese mismo día, en que, como último relevista de Jamaica, remató un triplete ya casi rutinario (100, 200 y 4x100).
El récord de Eaton le sirvió también para ser proclamado atleta mundial del año en compañía de la etíope Genzebe Dibaba, campeona y plusmarquista mundial de 1.500 metros (3:50.07). Esta vez no hubo Gala en Montecarlo. Coe la canceló, considerando que el atletismo no está, precisamente, para fiestas.
También brilló en Pekín el británico Mo Farah, que logró su cuarto doblete consecutivo del fondo con sus victorias en 5.000 y 10.000 metros, como en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en los Mundiales de Moscú 2013 y en los Europeos de Zúrich 2014.