El dopaje, una dolorosa mancha en el deporte
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El anuncio de Maria Sharapova sobre el positivo por Meldonium en el pasado Open de Australia ha provocado que el mundo del deporte se vea zarandeado por un nuevo caso de dopaje. La tenista rusa ha usado esta sustancia durante diez años, pero lleva prohibida desde comienzos del año.
Los deportistas que hayan dado positivo en algunas de las sustancias no permitidas se podrían enfrentar a distintos tipos de sanciones, según la infracción y la voluntad a la hora de colaborar. De hecho, la tenista es consciente de ello y no quiere que este hecho suponga su retirada de las canchas de tenis: “No quiero terminar mi carrera de esta forma. Espero que me den una nueva oportunidad”.
Según Código Mundial Antidopaje, algunos casos podrían verse afectados con la anulación de los resultados en el evento durante el cual tiene lugar la infracción. Según decida la organización responsable de la misma podría suponer la anulación de los resultados, incluido la pérdida de medallas, puntos y premios. Los factores que deben tenerse en cuenta para la posible anulación son distintos, entre ellos se encuentra la gravedad de la infracción de la normal y el hecho de que el deportista haya dado negativo en los controles realizados en otras competiciones.
El tipo de sanción y los años de suspensión del deporte irá en relación a la infracción realizada por el deportista. La más leve puede acarrear dos años de suspensión si incumple el deber de proporcionar los datos de localización o la de asociación prohibida, según el código se establece dos años pero puede llegar a ser reducida a uno. Otro caso que podría ser suspendido durante dos años, y ampliable a cuatro, es la de asistir, ayudar, incitar o conspirar en relación a una infracción de las normas antidopaje.
Subiendo el escalón de gravedad y pudiendo suponer una suspensión de cuatro años se encuentra otro tipos de infracciones: la presencia de una sustancia prohibida en la muestra, uso o intento de uso de una sustancia, evitar o rechazar la obligación de someterse a la recogida de muestra, la manipulación de cualquier tipo de proceso de control de dopaje o la posesión de una sustancia prohibida. En algunos casos podría ser reducida si se demuestra la ausencia de intencionalidad.
Las más graves puede conllevar como mínimo cuatro años de suspensión o un máximo de la suspensión de por vida. Las infracciones que se encuentran en ellas son el tráfico de cualquier sustancia prohibida y la administración tanto en competición como fuera de ella de estas sustancias prohibidas.
Ben Johnson fue el primer positivo más sonado de la historia. El exatleta canadiense fue protagonista de la final de los 100 metros de Seúl 1988. Dos días después de ganarla con un tiempo de 9.79 e imponerse a Carl Lewis, el Comité Olímpico Internacional le notificó a su entrenador el positivo de Jonson en estanozolol. Supuso su descalificación y pérdida de la medalla de oro, además de la suspensión durante dos años.
Además de esa descalificación ya había ganado dos bronces en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en la prueba de 100 metros lisos y en los relevos de 4 por 100 metros. A raíz de esa suspensión llegó el declive de atleta de origen jamaicano y a pesar de intentar una reaparición, ya no llegó a conseguir registros similares.
En atletismo también fue muy sonada la sanción que sufrió Marion Jone. La atleta estadounidense ganó tres medallas de oro y dos de bronce en las Olimpiadas de Sidney 2000 y tras confesar ante un tribunal haber consumido sustancias prohibidas, les fueron retiradas.
El mundo del ciclismo es el más castigado con deportistas pillados en el uso de sustancias prohibidas. El más sonado fue el del que ha ostentado la hegemonía de la bici durante años, Lance Armstrong. El deportista estadounidense logró siete triunfos consecutivos en el Tour de Francia entre 1999 y 2005, además de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Reconoció en una entrevista televisiva haber utilizado EPO, testosterona y hormona de crecimiento. La confesión supuso la pérdida de los siete Tours.
En España Alberto Contador llenó las páginas de los diarios nacionales por su sanción por dopaje al encontrarse clembuterol durante el Tour 2010. Ello le costó perder el título francés de 2010 y el Giro de 2011. Aún sigue teniendo en su haber el Tour 2007 y 2008, el Giro 2008 y 2015, la Vuelta 2008, 2012 y 2014.
Otro gran protagonista fue el esquiador alemán Johann Mühlegg. Ganó tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno en 2002 y fue suspendido durante dos años por dar positivo en darbepoetina.