Nuria Fernández: "Me sentí como un torero, ensangrentada y entre aplausos"
Dos días después de sufrir una dura caída en la final de 1.500 metros de los campeonatos de España de Salamanca, Nuria Fernández todavía se siente mareada, como si el corazón le latiera en la herida de la ceja, y recuerda que se sintió "como un torero, ensangrentada y entre los aplausos del público"."Todavía me encuentro mareada, no puedo entrenar con impacto. Me han aplicado dos puntos de sutura en la ceja, muy separados para que la cicatriz se vea menos, pero me tiran y me late el corazón en la herida. Algo queda todavía en la cabeza, a ver si por lo menos puedo hacer bici estática", comentó a EFE la atleta madrileña.
La caída se produjo en la última curva de la carrera, cuando Nuria se disponía a disputarle el triunfo a Marta Pérez. La madrileña tropezó y cayó al suelo con tan mala fortuna que se hirió la ceja derecha con un clavo de la zapatilla de su rival. Tuvo que abandonar la pista con el rostro ensangrentado, camino del hospital.
Nuria afronta el contratiempo con actitud positiva: "Tengo que estar contenta porque me dijo el médico que el golpe con el clavo me pudo arrancar el ojo. Debí de caer a plomo. Si me muevo, pierdo el ojo, así que he tenido suerte. El mayor batacazo de mi carrera y el primero, porque nunca me había caído compitiendo, ni siquiera en cross", recordó.
"Era la última curva", explicó, "y decidí relajarme un momento, esperando a la recta para atacar, porque me encontraba con fuerzas, pero de pronto me vi en el suelo. Según me dijeron, a veces se te atascan un poco los clavos en el tartán y a esa velocidad te puedes caer, me di con la chica de alante y caí. Recuerdo que me sentí como un torero, ensangrentada y entre los aplausos del público".
Nuria fue atendida en el hospital. "A veces los golpes en la cabeza son traicioneros y conviene extremar las precauciones, no fuera que me durmiera y ya no volviera a despertar. Me quedaba más tranquila que estando en casa con el runrún", admitió.
"Todavía no he podido entrenar desde entonces. A ver si este miércoles puedo hacer bici estática porque todavía me retumba la cabeza. No estoy para salir a correr con impacto", explicó Nuria, que no podrá competir el viernes en la reunión de Madrid, como pretendía, bien en el 1.000 con la etíope Genzebe Dibaba, o en un 1.500 español programado para hacer mínima europea.
Fernández ya ha sido seleccionada para los Europeos de Belgrado en 3.000 metros, junto con Blanca Fernández y Ana Lozano. A sus 40 años competirá por quinta vez en el torneo continental bajo techo, en el que ha obtenido una medalla de plata (París 2011 en 1.500).
"Tengo ilusión por ir a Belgrado, pero voy día a día", aseguró. "A veces el descanso es lo mejor. Ya no hago las burradas de cuando era más joven. No es sólo la edad, sino las tres hijas que tengo, no descansas como quisieras. Ahí te das cuenta de la fuerza que tenemos las mujeres. Me sorprendo a mí misma, con esta fuerza y esta ilusión".
No se propone un puesto determinado en los Europeos. "Aspiro a hacerlo bien, y hacerlo bien, para mí, es darlo todo. Si eso me lleva a la final, bienvenida sea; si no, tampoco pasa nada, estaré contenta igualmente. Estar así con 40 años es un regalo que me da la vida, con lo difícil que es conseguir eso en un deporte a veces tan cruel como el atletismo", concluyó.