Lydia Valentín, el dopaje en el deporte y sus medallas tardías: “Al final, han ganado los buenos”

En el verano de la competición más importante del deporte Mundial, “Desmarcadas rumbo a Paris” entrevista a algunas de nuestras deportistas más destacadas. La charla de nuestra compañera Nuria Cruz con Lydia Valentín, ya está disponible en Mitele.es.

Lydia Valentín se retiró el pasado mes de septiembre del deporte profesional. La atleta nacida en Ponferrada puso, a los 38 años, fin a una trayectoria repleta de éxitos, con tres medallas en los Juegos, dos títulos mundiales y otros cuatro europeos.

En el caso de los metales en los Juegos, la leonesa puede presumir de tener uno de cada color, aunque, desafortunadamente, no todos los ha disfrutado subiéndose al podio in situ.

Sí lo hizo en la edición de Río de Janeiro, en 2016. Allí logró la medalla de bronce, que se sumarían a una plata en Pekín’ 2008 y un oro en Londres’ 2012, aunque por entonces todavía sin figurar en su palmarés.

¿Qué pasó con las medallas de Lydia Valentín en Pekín’2008 y Londres’2012?

En los JJOO celebrados en la capital china, Valentín quedó quinta con una levantada de 250 kg. El COI, diez años después, descalificó a tres de sus cuatro rivales, después de que salieran a la luz sus positivos en los reanálisis, y entregó a Lydia su premio.

Ocurriría lo mismo en la capital británica. En 2012 quedó cuarta a tan solo cuatro kilos del bronce, pero años después, recibiría su merecido oro cuando el podio al completo fue descalificado por dopaje.

Esas medallas ‘en diferido’ no solo le arrebataron a Lydia el honor de estar entre las tres primeras deportistas en unos Juegos, sino que también la privaron del acceso a oportunidades materiales, como son los patrocinios.

Años después, “los buenos” ganaron y Lydia tiene sus medallas

De todo ello ha charlado como ‘Desmarcada’ y ha reconocido que tiene “sentimientos encontrados” con este asunto. “Se descubre bastante tarde y no es o mismo que te cuelguen la medalla, volver a tu país como campeona, la repercusión, la visibilidad, accedes a patrocinios y a otras muchas cosas que, obviamente, después de ocho años…”, expresa.

“Pero después, yo que soy optimista por naturaleza, tengo esa sensación de: ‘Bueno, se ha destapado la realidad. Podría no haberse destapado nunca’”, nos cuenta.

Por supuesto, Lydia considera una “faena” todo lo que ocurrió con esas medallas. “Pero como la carrera deportiva es tan larga y tú sabes que compites con gente que va en desigualdad y que no está en las mismas condiciones que tú, es raro, pero ya está asimilado”.

En Londres, la frustración al no subirse al podio se apoderó de Valentín, que incluso se marchó “llorando de rabia de la competición”. Dentro de ese optimismo que abandera Lydia, su moraleja tras lo vivido es muy clara. “Al final, ganan los buenos. O han ganado en esta ocasión. Se ha destapado, tengo mis medallas juntas y creo que no hay nada más importante que poder dormir tranquila, sabiendo que nadie va a venir a reclamar las medallas, que has hecho las cosas bien, de una manera honesta, sin ningún tipo de atajos, y con dedicación, esfuerzo y constancia. Y eso no hay dinero que lo pague”, concluye.