La historia de superación de Aarón González: de casi morir con 10 años a campeón de España de boxeo
El camino al éxito no suele ser fácil y esto lo demuestra la historia de Aarón González, el campeón de España de boxeo. Con 10 años, un coche le atropelló mientras esperaba el autobús escolar y estuvo a punto de morir.
Desde el hospital no llegaban buenas noticias y el parte médico más optimista sugería que habría que amputarle las dos piernas. Un duro golpe para un niño y para su familia, pero ni él ni su madre se rindieron y consiguieron salir y volver a caminar.
Esta historia de superación llega este viernes a la gran pantalla. El director y guionista gallego Carlos Prado, vecino del boxeador de Marín (Pontevedra) desde que eran niños, ha decidido trasladar la vida del campeón de España a un documental para que llegue a todo el mundo bajo la firma "Devolviendo el golpe".
A este deportista nadie le ha regalado nada, más bien, todo lo contrario. Después de mucho esfuerzo y dedicación, ha conseguido proclamarse campeón de España en peso welter en tres ocasiones y, a sus 33 años sigue sobre el ring. Además, dirige un club de boxeo en su ciudad natal donde entrena a más de cien niños y niñas.
El documental ha tenido mucho éxito en diversos festivales, algo que se debe, según el director del documental, a que es una "historia universal de superación" que puede entenderse en todos los lugares. No obstante, llegar a producirlo no fue fácil y tuvieron que hacer una campaña de micromecenazgo para poder financiarlo.
El día que le cambió la vida
Carlos y Aarón se conocían desde pequeños. Prado comenta que recuerda el día del atropello: "entró mi madre gritando que habían atropellado a Aarón y que estaba muy mal. Tengo ese grito marcado de lo mucho que me impactó". En la cabeza del director, su vecino se había quedado en silla de ruedas de por vida, puesto que no supo nada de él hasta que se proclamó campeón de boxeo e investigó sobre como había superado el suceso.
"Yo era un niño normal. Solo pensaba en jugar", recuerda el protagonista de esta historia. Después del accidente, estuvo más de tres meses en la UCI y pasó por el quirófano en unas treinta ocasiones. El coche que le atropelló le fracturó casi todos los huesos de ambas piernas.
La trágica historia no se queda ahí, tuvo que superar muchas situaciones incómodas con el entorno que le rodeaba. "Le atropellaron la sociedad, los médicos o las compañías de seguros. Todo el mundo", señala Carlos Prado.
Volver al pasado
Aarón González no había vuelto a sentarse en el lugar del accidente desde el día que ocurrió. Aún le cuesta mirar a la carretera general entre Marín y Bueu y, cuando pasa corriendo, asegura que tiene "una sensación incómoda".
Para grabar el documental, el boxeador ha tenido que revivir toda su historia y reconoce que fue duro. "Hubo momentos de tensión en los que me costó mucho sobrellevarlo".
Al final, el gallego reconoce que gracias a ello ha podido cerrar un círculo que le ha permitido normalizar la situación y, lo más importante, superar un miedo.
Su madre, un pilar fundamental para la recuperación
Rosa, la madre de Aarón luchó contra todo y contra todos por el bienestar de su hijo. Vivió situaciones difíciles ante las compañías de seguro que llegaron a decirle que su hijo "les salía más barato muerto que vivo". También se negó a que le amputaran las piernas a su hijo y luchó contra el acoso cuando Aarón lo sufrió en su centro escolar.
Una madre coraje que, como reconoce el deportista, le dio la vida dos veces y se la sigue dando cada día. "Para mí, lo más fácil hubiese sido sentarme en una silla y asumirlo", dice.
La unión de Aarón González con el boxeo
No fue hasta los 17 años cuando el boxeo se cruzó en su camino. "Quería algo más en la vida, que todo el trabajo que estaba haciendo para recuperarme se viese reflejado", subraya el deportista de Marín.
Vio un cartel en la calle y quiso probar. En ese momento se enamoró por completo de este deporte en el que nunca había reparado, pero que le ayudaría a superarse aún más.
Aarón comenzó a sentirse seguro de si mismo y perdió el miedo al ridículo. Su motivación y la experiencias que ha obtenido en esta disciplina, le han ayudado a crecer como persona.
No todo fue bonito en su inicio. Sus entrenadores no confiaban en él y le dijeron que no llegaría a nada por su debilidad en las piernas y sus problemas de coordinación, pero esto no le desanimó. Su entorno reconoce que para llegar a donde está ahora "ha tenido que trabajar el doble o el triple" y él tiene claro que hay que intentar superarse día a día porque "desde fuera siempre intentarán frenarte pero tú tienes que pensar que sí que puedes".
La fuerza de voluntad Es la que le ha llevado dónde está Y la madre que tiene, que ha sabido y le ha enseñado a tirar hacia adelante