España debe conformarse con tres plazas de finalista
La delegación española tuvo que conformarse con tres plazas de finalista como mejor resultado en los Mundiales de piscina corta que concluyeron este domingo en la ciudad china de Hangzhou y en los que como ocurrió hace dos años en Windsor (Canada) ningún nadador español logró subir al podio.
Lastrada por la ausencia de Mireia Belmonte, que renunció a competir en China tras sufrir una inoportuna lesión de tobillo que le obligó a interrumpir su preparación, España tuvo que conformarse con el séptimo puesto de Catalina Corró en los 400 estilos, así como con la quinta y octava plazas logradas este domingo por Jessica Vall y Marina García en los 200 braza.
Una final en la que a falta de 50 metros Vall, la vigente campeona europea de la distancia, parecía en disposición de abrir el medallero español en Hangzhou, tras iniciar los dos últimos largos en cuarta posición a 18 centésimas del bronce.
Pero en esta ocasión Jessica Vall, que acostumbra a nadar más rápido el segundo tramo de la prueba, no pudo superar en los últimos 50 metros el tiempo de sus tres primeros parciales, viéndose relegada con un tiempo de 2:19.37 a la quinta plaza
Tres posiciones más atrás, en el octavo puesto, concluyó Marina García, que pese a la intervención a la que tuvo que ser sometida en Hangzhou para retirarle un cuerpo extraño -un hueso de pollo- del tercio superior del esófago, logró acceder a la final y firmar -2:20.33- su mejor marca personal.
Fuera de la lucha por las medallas, pero con una más que interesante actuación concluyó su participación mundialista Lidón Muñoz, que alcanzó las semifinales en los 50 libre y en los 100 estilos, distancia en la que la castellonense batió hasta en dos ocasiones el récord de España.
Mucho más gris, fue la actuación en la categoría masculina del equipo español, ya que ni Hugo González, ni Marc Sánchez, ni Joan Lluis Pons lograron superar las series preliminares en ninguna de las pruebas que disputaron.