Hay urgencia en A Coruña y en Málaga. "Necesitamos ganar al Málaga", decía Jovanovic en una punta de España y minutos después sonaban palabras parecidas a más de 1.000 kilómetros de distancia. "Para nosotros también es una final", apuntaba Sadiku. Se ven las caras los dos peores equipos de LaLiga Smartbank, ambos equipos puntos e idéntico balances (una victoria, cinco empates y cinco derrotas). Para más inri, la necesidad es idéntica tras 10 partidos sin ganar. Los dos ganaron en la jornada inaugural, con ciertos aprietos, y desde entonces no conocen el triunfo. El Deportivo y el Málaga CF, que hace meses luchaban por el ascenso, ahora pelean por no descender a Segunda B.
Riazor mide dos realidades donde abundan las penas y escasean las alegrías. Más asteriscos tiene la situación del equipo malagueño, con marejada también en lo institucional. Al menos, los gallegos tienen calma en los despachos para que los que están en el césped tengan sólo la cabeza en el balón. Hay también importantes diferencias en la confección de la plantilla, ya que la malaguista anda justa de efectivos, como se ha podido comprobar en este arranque de campaña. Le da cierta ventaja a los coruñeses, con un fondo de armario mucho más profundo. Contrasta estas dos situaciones con la de Las Palmas, el otro equipo que descendió hace algo más de un año de LaLiga Santander. Los canarios se rearmaron y ahora ocupan la zona noble de tabla.
El Málaga es el equipo menos goleador (siete en once jornadas) y el Dépor es el más goleado (20). Las Palmas le metió tres en la última jornada y llegan ambos desde la derrota. En esta dinámica, hay un aspecto fundamental y es que en A Coruña ya se gastó la bala del entrenador para revertir la situación. Luis César Sampedro sustituyó a Juan Antonio Anquela, mientras en La Rosaleda hay confianza en Víctor, aunque su discurso pierde fuerza a medida que no llegan los resultados.
Aunque empezar así ya implica riesgos, al menos así lo dice la historia, en ambos conjuntos hay confianza en salir adelante. No sería lógico lo contrario. "¿Descender? No pasa ni un segundo por mi cabeza", aseguraba con franqueza Adrián, mientras el discurso en el Dépor sí es algo más crítico. "El debut no es el soñado, es malísimo, nefasto. En un partido pueden suceder tres resultados, ha sido el peor y sobre todo la manera de perder. Defendemos mal y también atacamos mal. Hay varias cosas muy malas", explicaba el nuevo entrenador, mientras que Berngantiños también ponía el listón alto: "Tenemos gente joven, gente que llega al proyecto, se ha hecho un equipo para estar arriba y te ves abajo, te haces más pequeñito. Tenemos que luchar contra eso. Hacernos sólidos, sacar una victoria en casa y a partir de ahí que la gente vaya cogiendo autoestima. Si cada vez que vas fuera te meten dos o tres goles es imposible".