El Málaga CF se vino de vuelta de Fuenlabrada con la maleta llena de satisfacciones. Ganar es la mejor medicina siempre, sea cual sea la dinámica o el objetivo. Para este Málaga, construido tras un verano funambulista de muchas agallas y poca billetera, la meta final está desde el inicio en los 50 puntos que por norma certifican la permanencia. Una barrera que necesariamente hay que alcanzar y para la que el Málaga, justo en el primer día de diciembre, se acercó exactamente a la mitad. 25 puntos de 50. "Quién nos iba a decir que íbamos a tener estos 25 puntos...", dijo Pellicer tras el partido. Y no le falta razón.
Porque levantarse este miércoles y ver al Málaga provisionalmente en la sexta plaza es motivo de gozo. Sin lanzar las campanas al vuelo, que se lo digan al Numancia por ejemplo el curso pasado. Tres de sus jugadores están ahora en el Málaga, tienen la lección aprendida para poder enseñarla al resto del vestuario. Pero lo más importante son las sensaciones que desprende el equipo. "Un grupo humano de 10", resumió el técnico del Málaga. Algo quedó demostrado y fotografiado en la celebración del 0-2. Los que juegan y los del banquillo, los veteranos y los canteranos. Todos fundidos en un abrazo que lo dice todo. Un equipo en el que van todos a una.
Por poner en contexto, el Málaga no alcanzó el año pasado los 25 puntos (realmente pasó de 23 a 26) hasta la jornada 23. Casualmente, en el primer partido de Pellicer como entrenador de la primera plantilla. Siete fechas de ventaja lleva este Málaga, que tiene su sello y del que es parte fundamental. En Fuenlabrada construyó un plan de partido que hasta Sandoval destacó en su intervención ante la prensa. Se ha hecho mucho, pero a la misma vez no se ha conseguido nada. Pensar en dormir el sábado con 28 puntos es el camino trazado, el mismo que ha llevado al equipo a consumar media salvación cuando todavía no se ha cambiado ni de año.
En Fuenlabrada volvió a dejar su portería sin batir, algo que está costando esta temporada después de que fuera el leitmotiv en la recta final de la temporada pasada, con el equipo jugándose la permanencia en el fútbol profesional. Demostrado está que si lo logra, arriba tiene dinamita para hacer gol. Como también está demostrado que fuera de casa este equipo juega con una soltura diferente. Los números están ahí, en nueve partidos lejos de La Rosaleda ha firmado ya cinco triunfos y 16 puntos (9 de los últimos 12 –todos con la camiseta amarilla). De momento, y a expensas de que se complete la jornada, sólo el Almería le supera en este apartado.
Que ganas de que lleguemos a los 50 puntos, a ver cuantos partidos nos quedan para definir objetivos o conformarse con no descender
Antes del confinamiento perimetral, compré para mi hija la segunda equipación y para mi hijo la primera. En cuanto se acabe este conunfinamiento, voy a La Rosaleda y me compro la camiseta amarilla para mí.