Scepovic avista tierra

Un gol en el minuto 84' de Stefan Scepovic -aunque el acta se lo dio a Lombán-, remachando de forma casi acrobática un rechace después de una gran falta botada por David Lombán, dejó al Málaga CF a una brazada de la salvación en Lugo (0-1). Oportunismo el del balcánico, que ya avisó Pellicer en la previa que iba a más y que encontró en el Anxo Carro su primera gran firma como malaguista. Cuando el empate parecía irremediable el Málaga encontró petróleo después de un partido que no pasará a la historia ni para un bando ni para otro. Bien es cierto que pudieron resolver antes, primero Benkhemassa y después Chris Ramos, aunque lo mejor llegó casi al final. Cómo lo gritó Scepovic, tanto como los malaguistas en sus casas. 4 de abril y la permanencia está prácticamente en el bolsillo.

Y ahí es dónde hay que incidir. Porque no es fácil resolver entuertos con la solvencia que lo ha hecho el Málaga una semana tras otra. En Lugo tuvo que recomponerse a la baja de su mejor central y a la lesión a los 18 minutos de su máximo goleador, un Luis Muñoz que dejó la peor noticia del partido pidiendo el cambio por un problema muscular. Pese a ello, y con algún susto como el gol anulado a Marcelo tras una falta a Juan Soriano que tardó en entenderse en la retransmisión televisiva, el Málaga supo sacarse de encima el empuje lucense cuando llegó y esperar su momento.

En la primer parte hubo poco que rascar. Muchos cambios en el Málaga y un inicio interesante de Jairo, que comenzó con chispa al igual que un Caye que firmó el primer intento de los de Pellicer. Un recorte entre dos terminado con un derechazo potente y con efecto que casi sorprendió a Cantero. Después llegó el gol anulado a Marcelo, que chocó con un Juan Soriano que salió quizá de forma alocada de su área pequeña. Poco más en un primer acto que se escapó con el miedo del Lugo como el factor determinante.

Del descanso salió de nuevo Jairo avisando, aunque su efecto se evaporó. En el 56', medio minuto loco que es difícil de explicar. Primero Cantero salió como buenamente pudo de un pelotazo desmedido de un compañero directo a su pecho, el balón rebotó y cayó a los pies de Caye. El onubense lo paró todo, frenó y vio entrar a Benkhemassa. Gol, cantamos todos. Pero el argelino se precipitó en su remate y lo estampó contra el único defensor que había bajo palos. Tremendo. El Lugo montó la contra, que acabó en un centro desde la derecha y un cabezazo a quemarropa de Chris Ramos que desvió con reflejos Juan Soriano. Del posible 0-1 al posible 1-0 en cuestión de segundos.

El encuentro se anestesió, llegaron los cambios y todo quedó a expensas de una jugada aislada. Como la que encontró Matos con un caño maravilloso que acabó en una falta lateral a la que se acercó Lombán. Le pegó de fábula, al palo más corto y con un efecto que igual pudo hacer que el balón entrara. No queda claro en la repetición, hubiera sido una jugada para la polémica pero Scepovic lo evitó rematando en boca de gol, como un killer, para su primer gol como malaguista. Un gol que multiplica su importancia en vista del momento de la temporada en el que estamos. Un gol para amarrar prácticamente el objetivo.