Tras conseguir la primera victoria de la temporada, el Real Valladolid se enfrentaba al Granada CF en el Estadio Nuevo Los Carmenes, buscando lograr su segundo triunfo consecutivo, algo que finalmente se produjo.
Pero, para ver al Pucela ganar dos partidos seguidos hay que remontarse a 2019. En mayo, concretamente, en los últimos partidos de la campaña de la vuelta a LaLiga Santander, los de Sergio González hicieron un tramo final fulgurante.
Tras ocupar uno de los puestos de descenso y perder en el Estadio Wanda Metropolitano, el Real Valladolid fue capaz de ganar de forma consecutiva al Athletic Club en casa (1-0) y al Rayo Vallecano fuera (1-2), lo que le dio la permanencia matemática un curso más en Primera División.
Ese equipo, siendo bastante más limitado a nivel de nombre y de calidad que el de este año, tenía algo que estaba faltando esta temporada, el bloque. Ser sólidos y solidarios y defender como un equipo. Puede que arriba no fuera el mejor equipo, pero si era efectivo cuando tenía que serlo y solía guardar bien esas rentas. Esto es lo que, poco a poco, parece que va mejorando esta plantilla. Aun así, dependerá también de la adaptación de los nuevos, que este año no son pocos y que están empezando a carburar.
Los blanquivioleta necesitaban los puntos y querían seguir confirmando las buenas sensaciones que dejaron en el triunfo frente al Athletic Club. Con una victoria en Granada han roto esa racha de año y medio sin ganar dos partidos seguidos, siendo un subidón de moral tremendo para lo que resta de campaña y también para el entrenador. Enfrente tenían a uno de los mejores Granadas de la historia, por lo que el golpe encima de la mesa, con un triunfo, ha sido si cabe mayor.