La gota fría congela la pólvora del Valencia en Mestalla
El Valencia CF no levanta cabeza y, cuando no es un pito es una flauta. El caso es que no pudo pasar del empate ante el Leganés y sigue sin conocer la victoria en Mestalla. La gota fría volvió a congelar la pólvora de los de Marcelino que sólo pudieron igualar gracias a Gayà el gol de penalti de Gumbau. Con todo, el Valencia-Leganés pasará a la historia por la decisión de De Burgos Bengoetxea -responsable del VAR- que incitó a que Iglesias Villanueva lo consultara y pitara la pena máxima de Garay.
Marcelino no se anduvo con rodeos y cumplió lo prometido: dejó a los internacionales más cargados bien fuera de la lista, bien fuera del once. Así, de inicio, salieron únicamente cuatro internacionales Piccini, Gayà, Cheryshev y Rodrigo. El rival, en la parte baja de la tabla, tampoco dio la sensación de requerir más esfuerzo que el necesario.
La tranquilidad y el dominio del partido no se transformaba en ocasiones claras. El primer remate a puerta llegó tras un córner forzado por Piccini que terminó en un cabezazo sin consecuencias de Gameiro. Por la izquierda Cheryshev lo intentó sin fortuna dos veces y antes del cuarto de hora se marchó con problemas en su pierna izquierda. Carlos Soler entró al campo en la banda derecha y Wass se colocó como extremo izquierdo. El cambio obligado dinamizó a un Valencia que con el canterano Soler mejora mucho en fluidez, conducción y verticalidad.
A puerta vacía debió abrir la lata Gameiro en el 24, pero el Pichu Cuéllar se la sacó en la línea. El francés remató un buen centro de Wass tras pase de Parejo. Faltaba, como casi toda la temporada, el gol. La sequía anotadora del Valencia se chocaba una y otra vez contra el muro de LaLiga Santander. Poco después era Rodrigo el que lo intentaba desde fuera.
El Valencia quería pero no podía. El cuento de siempre. Empezaba a llover en Mestalla y la afición comenzaba a ponerse nerviosa al filo del descanso. El gol no llegaba y el Leganés se acercaba tímidamente a la meta de Neto, que lucía unos espectaculares guantes rosas como apoyo a la lucha contra el cáncer de mama.
Empezaba a llover en Mestalla y la afición comenzaba a ponerse nerviosa. El gol no llegaba y el Leganés se acercaba tímidamente a la meta de Neto.
La lluvia persistente acompañó el acoso inicial del Valencia tras el descanso. El equipo colgaba balones, daba pases filtrados y lo intentaba, pero los centros no encontraban rematador. Sin espacios y sin pegada, el Valencia está vendido. Por fortuna para sus intereses, el Leganés creyó que podía ganar el partido y se fue a por el encuentro, permitiendo así las contras valencianistas.
VARapalo a los cambios de Marcelino
Marcelino sentó a Piccini, poco afortundado, y sacó a Batshuayi. Wass pasó al lateral derecho y Rodrigo como extremo derecho dejando a Carlos Soler la banda izquierda.
Justo en la primera jugada, con el partido en juego, Iglesias Villanueva, pidió el VAR a instancias de De Burgos Bengoetxea por un golpeo de Garay a Óscar en un córner. El contacto existió, como hay miles en el área, pero el colegiado se había molestado en revisarlo y pitó penalti y Gumbau transformó la pena máxima (0-1).
Un jarro de agua fría cayó sobre Mestalla. El equipo no se descompuso y lo intentó con más fe que tino. Marcelino echó mano del último atacante que le quedaba de refresco y puso en liza a Ferran Torres en el 78. El extremo, pegado a la línea de cal lo intentó, pero el gol tuvo que llegar por la banda izquierda. En la enésima subida por su banda Gayà logró, tras rebotar en un defensa pepinero el 1-1.
El público se enfureció y el Valencia CF también. Batshuayi, primero, y Gameiro después, debieron culminar la remontada, pero el francés no está fino y Cuéllar le volvió a ganar el mano a mano. Sería el epitafio de un encuentro en el que el Valencia demostró una vez más tener la pólvora congelada.