Olivia, la primera niña de Fran y Ana (enhorabuena, pareja), trajo un fichaje bajo el brazo. Un fichaje, el de Batshuayi, por parte del Valencia CF que es doble o, si me apuran, triple. Me explico. Por un lado, el fichaje en sí refuerza la delantera con un hombre sobrado de calidad y de talento para acompañar a los Rodrigo, Mina, Gameiro y compañía. En segundo lugar es un refuerzo que deja a los rivales directos que lo anhelaban (Sevilla y Atlético principalmente), con un par de narices y, tercero, manda un mensaje claro al mercado y a Zaza: el Valencia CF sólo quiere a los mejores y peleará lo que sea por conseguirlo. Así llegó horas después Kevin Gameiro, que de tanto sobrar el nombre parece un refuerzo poco importante, pero que completa un ataque poderoso y temible.
Del fichaje de susodicho y deseado Batshuayi me enteré en Villanueva. En ese pequeño microcosmos sólo las noticas grandes, gordas, traspasan fronteras. Este verano solo dos, por suerte o por desgracia, han pasado la barrera del estío y la incomunicación de Castilla: el incendio de Llutxent y el fichaje de Michy Batshuayi. La llegada del delantero belga ha suscitado algún comentario en el bar -centro neurálgico de la población- y que mi hijo amaneciera con la camiseta de Bélgica, que luce con orgullo por toda la pequeña pero coqueta población. Gameiro también fue objeto de comentario pero pasa en Valladolid lo mismo que en Valencia: tantos días y años detrás da la sensación de que la cosa fue fácil, cuando nada más lejos de la realidad. Y es que Simeone parece que es el único que se ha dado cuenta en el Atleti que dar ventaja al Valencia les puede salir rana.
El caso es que el delantero, como Gameiro, Piccini, Wass, Diakhaby y, en menor medida, Uros Racic, apuntalan un equipo que el año pasado terminó cuarto y que esta campaña tiene el difícil reto de repetir la hazaña al tiempo que campa por la Champions League. La competición que le abrió las puertas de Europa a principios del siglo XXI es importante, mola y nos hará disfrutar entre semana pero, aún a riesgo de ser repetitivo, insisto que el reto es repetir la cuarta plaza. Y, estoy convencido de que los rivales hoy despechados porque Michy ha elegido Valencia no lo pondrán nada fácil. De momento, eso sí, nadie nos puede quitar la ilusión y, la respuesta de la afición en el Trofeo Naranja demuestra que el termómetro de la alegría valencianista está por las nubes.
No puedo acabar sin acordarme del que fuera speaker de Mestalla hasta esta temporada José Manuel Parra. Si algo no entiendo del presidente Anil Murthy es la política de personal que lleva a cabo desde que aterrizó en el club. Encontrar a alguien mejor que Parra y más barato se me antoja imposible. Quien lo conozca sabrá que, además de buen profesional, todo lo que tiene de envergadura lo tiene de buena persona. Incomprensible. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia