Historias de una cuarentena: Tiago Gomes, el fichaje fantasma del Málaga

En la historia reciente del Málaga CF ha habido fichajes rocambolescos, tránsfers que no llegaban, faxes sobre la bocina a LaLiga con la cara de otros jugadores o futbolistas desconocidos que incluso no llegaron a debutar. Uno de los más sonados hasta este pasado verano fue el de Tiago Gomes durante el mercado invernal de la temporada 2007-08. Hoy, en 'Historias de una cuarentena', el fichaje fantasma del Málaga que incluso fue presentado, que estuvo un mes entrenando a las órdenes de Muñiz, pero que nunca llegó a debutar.

El ‘ficherío’ es un mundo complejo cargado de intereses que vienen y van y donde los jugadores muchas veces son pura mercancía. Hay que dar un salto en el tiempo, 12 años atrás concretamente, para recuperar esta historia curiosa, llamativa y que dejó al Málaga sin un buen jugador y también al portugués sin poder jugar entonces en Segunda División.

El caso de Tiago Gomes es similar al de Okazaki, que el pasado verano se marchó también sin poder debutar pese a ser presentado

Era el año del ascenso a Primera, aunque aún estaba cocinándose a fuego lento. El Málaga de Muñiz y de Fernando Sanz estaban en plena batalla con el proceso concursal. Austeridad era la palabra de cabecera. Pero también ilusión. En el mercado invernal, el club le habían echado el ojo al portugués Tiago Gomes, del Estrela Amadora de la liga vecina. Centrocampista con calidad, con gol y que prometía cotas mayores que la Segunda División. La secretaría técnica de entonces tenía bien trillado el mercado luso. Y sólo quedaba ver al jugador en acción en Málaga, ya que los informes eran bastante favorables.

A finales de enero, el jugador llegaba a Málaga. Pasaba reconocimiento médico, entrenaba con el equipo e incluso era presentado como malaguista. Había un acuerdo de cesión hasta final de temporada y una opción de compra por un millón de euros que dejaría al jugador en Martiricos hasta 2012. Todo parecía estar acordado. Pero entonces comenzaron los famosos flecos y acabó con el jugador volviendo a su equipo de procedencia en una operación fallida.

Demasiados protagonistas

Como toda buena historia, en esta también hay diferentes personajes. Pero aquí participaron demasiados. El propio jugador, que aguantó un mes en Málaga sin poder debutar. Su representante, Sergio Ferro, que hizo de portavoz público y presionó hasta la saciedad. El presidente del Estrela Amadora portugués, Antonio Oliveira, que amenazaba una y otra vez en venir a la Costa del Sol para llevarse el jugador como si fuera un paquete de mensajería rápida. Los administradores concursales de entonces, que controlaban cualquier euro que entraba y salía del club. Una empresa aún desconocida de Mérida que tenía el 70% de la propiedad del jugador y que no soltó el dinero para completar la cesión. Y Lorenzo Sanz, recientemente fallecido que incluso llegó a hacer de intermediario para forzar el pago.

Alguien podrá pensar que el del portugués es un caso similar al de Okazaki este pasado verano, que también fue presentado, entrenó, hizo pretemporada y se tuvo que ir después del cierre del mercado sin llegar a debutar. Pero no, Tiago Gomes no jugó nunca en el Málaga. Fue el pionero en fichajes truncados. Y se convirtió en ese sueño roto de febrero que el malaguismo tuvo para apuntalar el ascenso a Primera. Un ascenso que quizás echó tierra encima de esta rocambolesca historia, llevándola por épocas casi al olvido. Años después Tiago sí pisó La Rosaleda. Porque fichó por el Hércules, donde jugó tres temporadas con bastante protagonismo. Desde entonces su carrera fue perdiendo fuelle. Blackpool inglés, varios equipos del fútbol chipriota. Otro en Malasia… Es Tiago Gomes, lo que pudo ser y no fue. Un fichaje fantasma en toda regla.