Nuevo beso de Ramón Enríquez al escudo. Este metafórico. El joven centrocampista blanquiazul, renovado automáticamente por partidos hasta 2024 el pasado domingo en Almería, ha sido bastante claro para atestiguar a los que vienen por detrás en la escalera de La Academia que arriba hay luz. “Se está demostrando que si trabajas, pones fe y confías es un sitio perfecto para los canteranos”, explicó Ramón en unas declaraciones servidas por el club tras ampliarse automáticamente su vínculo por dos temporadas más, y al margen de otras negociaciones paralelas para que la renovación llegué por otros cauces ajustados a su nueva realidad.
“Me cuesta expresarlo porque es un sueño que llevo desde mucho tiempo y por fin se ha cumplido”, explica Ramón, de 19 años y nativo del alpujarreño pueblo de Órgiva: “Desde que llegué teniendo 12 años veía La Rosaleda, y ahora poder estar vinculado hasta 2024… Ojalá siga muchos años más”. El Málaga, precisamente, ha querido darle su espacio a Ramón con un vídeo en el que se proyectan imágenes de sus primeros años de bisoño malaguista (vídeo superior). Reclutado por Manel Casanova en 2013, su progresión fue geométrica, despuntó con aquel San Félix deslumbrante en la 17/18 y, tras debutar con Víctor por necesidades del guión el curso pasado, ha sido en este cuando ha tenido regularidad y confianza: “Empecé hace un par de años en pretemporada y en entrenamientos. Poco a poco entré y con el paso del tiempo es normal que tenga su proceso hasta que hoy pueda pertenecer a la primera plantilla”.
Ramón, junto a Juande, Ismael Casas, Larrubia, Quintana y algunos más, son señalados como ejemplos de canteranos modelos desde el seno del club blanquiazul, que estiman su implicación y sentimiento de pertenencia a una entidad en la que están dando sus primeros pasos en el fútbol profesional. Uno de los pilares del nuevo Málaga es cuidar su cantera, blindando a sus activos en la medida de sus posibilidades y evitando ‘fugas’ indeseadas a corto y medio plazo.