La nueva Romareda se estanca entre acusaciones políticas

Ser aficionado del Real Zaragoza es un ejercicio extremo para poner a prueba la paciencia. Si el proceso de compraventa se está alargando más de lo previsible desde el pasado verano, nada tiene que ver con la reforma o construcción de una nueva Romareda, cuyo retraso abarca ya más de dos décadas.

En 2002 se anunciaba un nuevo emplazamiento para el estadio, que entonces se deseaba en el barrio de Valdespartera. El cambio en el Ayuntamiento produjo un nuevo rumbo y en 2006, con todo preparado para el comienzo de las obras, los recursos de PP y PAR vía judicial acabaron por paralizar las obras.

2030, fecha clave para la nueva Romareda

Un horizonte con dos grandes eventos en España en 2030, para los que Zaragoza quería ser protagonista, como el Mundial y los Juegos Olímpicos de Invierno, parecían allanar el camino para un nuevo estadio, con el aparente acuerdo entre las entidades locales, comandadas por el alcalde Jorge Azcón y de la Comunidad de Aragón, con su presidente Javier Lambán a la cabeza.

Sin embargo, los acontecimientos se van sucediendo y no parece que se haya avanzado nada en el camino hacia un nuevo estadio que puedan disfrutar los zaragozanos y, particularmente, los aficionados que sufren una vetusta instalación cada quince días, los hinchas del Real Zaragoza.

La última novedad desde el Ayuntamiento ha llegado con las acusaciones en contra de un posible pelotazo urbanístico por parte del grupo de Podemos, a través de su portavoz, Fernando Rivarés, que ha indicado que "si Azcón quiere un acuerdo sobre el campo, vamos a poner todo de su parte. Pero si lo que se pretende es facilitar un pelotazo urbanístico y que determinados propietarios de suelos recalifiquen o revaloricen inversiones especulativas, o que la obra del campo vaya a un constructor concreto con nombres y apellidos, que nadie cuente con Podemos”.

Acusaba además al alcalde de ignorar el mandato del pleno, “cuatro meses en que siguen avanzando tanto las candidaturas de España para el Mundial de 2030 y la de los JJOO de ese mismo año, sin que Zaragoza pueda ofrecer ni un acercamiento a un acuerdo político por la desidia del Gobierno Azcón” y añadía finalmente que "no es extraño que San José suene con más fuerza que ninguna otra para acoger un nuevo campo", ha señalado Rivarés, puesto que en esa zona de la ciudad "tienen terrenos buena parte de las fortunas zaragozanas y aragonesas".

La nueva Romareda y el cambio de propiedad del Real Zaragoza

No es la primera vez en las últimas semanas que se vincula el cambio de propiedad del Real Zaragoza con la construcción de la nueva Romareda. En medios como Príncipes de París o León Sepia ya se había informado de la posible relación entre Jorge Mas Santos con la familia Aznar, de la que Jose María Aznar Botella, hijo del expresidente, trabaja para Cerberus, uno de los fondos que cuenta con terrenos en San José. Vinculación con la familia Aznar que también tenía Carlos Álvarez del Campo, uno de los socios de Spain Football Capital, la opción que pareció cercana a comprar el club en verano.

Podemos cuestiona también la implicación personal del alcalde, Jorge Azcón, cuya familia también posee terrenos en la zona de San José y al que solicita que “en tanto Azcón o sus familiares mantengan esas propiedades, exigimos que el Alcalde se inhiba en todas y cada una de las decisiones que pudieran tomarse en relación a trasladar el campo de fútbol a esa zona”.

En resumen, un parón más de cara a la construcción de una nueva instalación en Zaragoza y que, como ya se indicara en su momento, podría condicionar también la llegada de la selección española a la ciudad en próximas fechas.