Este martes 12 de mayo se cumplen 63 días sin fútbol en Mestalla. El partido de vuelta de los octavos de Champions League contra el Atalanta BC aparece como última referencia antes de que la pandemia del COVID-19 interrumpiera el fútbol prácticamente en todo el planeta. El tiempo transcurrido entre aquella noche, la del 10 de marzo, hasta hoy es exactamente el mismo que Mestalla permaneció inactivo durante una de las mayores catástrofes que ha sufrido la ciudad de Valencia a lo largo de su historia, la riada de 1957. Con el reinicio de LaLiga en el horizonte, este parón superará al de la riada y sólo será superado por el de la Guerra Civil. Si bien es cierto, y tal y como ha podido comprobar ElDesmarque Valencia, el estadio está ahora en perfectas condiciones para volver a jugar cuando LaLiga y las autoridades sanitarias lo autoricen.
El campo de Mestalla ha sudperado durante la actual crisis por la pandemia del coronavirus el periodo de inactividad de casi dos meses que registró el feudo valencianista como consecuencia del desbordamiento del río Turia que asoló Valencia en el otoño de 1957. Entonces, hace más de 62 años, el estadio quedó completamente inundado tras la fuerte avenida fluvial provocada por unas lluvias muy intensas en la noche del 13 de octubre y no se pudo utilizar hasta diciembre, lo que supuso la etapa más larga sin fútbol en ese campo, al margen de los periodos de descanso estival.
Aquella crisis constituyó la mayor tragedia vivida por el estadio desde su inauguración en 1923. En cambio, la actual crisis es diferente, pues el estadio se mantiene en las perfectas condiciones. No obstante, el periodo de inactividad, que todavía no se puede concretar, va a ser mayor, pues, tras la reciente prorroga del estado de alarma por parte del Gobierno hasta el 9 de mayo, en ningún caso va a ser será posible que Mestalla se vuelva a utilizar a principios de mayo. Así pues, el feudo valencinista, tras haber acogido su ultimo encuentro el 10 marzo y a puerta cerrada ante el Atalanta en la Liga de Campeones, superará los dos meses sin fútbol que se sucedieron como consecuencia de la riada.
Cada 14 de octubre no es un día cualquiera en Valencia. En 1957 una devastadora riada asoló la ciudad. Mestalla y el Valencia CF no fueron una excepción. El club y su estadio sufrieron las consecuencias y tardaron meses en recuperar la normalidad. He aquí las imágenes y la triste historia de la riada del 57 y sus consecuencias. 62 años han pasado, pero los recuerdos siguen vivos en la memoria colectiva del valencianismo.
La Gran Riada del Río Turia que inundó Valencia en 1957 también afectó gravemente a Mestalla: los sistemas eléctricos, las sillas de tribuna y las oficinas sufrieron la peor parte de aquellas horas tristes y horribles tras las cuales habían quedado 81 muertos, miles de valencianos sin hogar, y la ciudad llena de barro y agua con muchos meses por delante para su reconstrucción total.
Aquel 14 de octubre de 1957, las fuertes lluvias de varios días acabaron desbordando por completo el caudal de río Turia a su paso por la ciudad y provocando numerosas pérdidas humanas y materiales. Por su proximidad, uno de los edificios que más afectado se vio por el agua fue el estadio de Mestalla.
El Valencia CF vio como su estadio quedaba completamente inundado durante aquellas horas y el agua llenaba las gradas, dejando un panorama desolador: las butacas caídas sobre el césped y el acceso al estadio y a vestuarios totalmente inundado.
Deportivamente claro que se notó y el equipo protagonizó uno de los peores arranques de su historia. En aquella temporada 1957-1958 de la riada ya que el el club de la capital del Turia no logró la victoria hasta la jornada 11, un ocho de diciembre. Pero esa temporada se dio una circunstancia excepcional ya que la ciudad del Turia quedó arrasada por la riada.
Ese año el Valencia comenzó mal. Acumuló tres empates y tres derrotas en las seis primeras jornadas y alargaría la mal racha inicial aún hasta la jornada décima. Si bien es cierto, de los diez primeros encuentros del campeonato de Liga sólo pudo jugar dos por la riada, que empató ante el Real Madrid y el Barcelona.
En el interior del túnel de vestuarios por donde acceden al césped los jugadores del Valencia CF en cada partido como local, hay una placa que marca la altura exacta hasta la que llegó el agua en aquella riada.
La noche anterior a la gran riada, el Valencia CF, entrenado por aquel entonces por Luis Miró, había disputado un encuentro ante la Real Sociedad en Atocha. Al conocer el equipo las noticias que llegaban del estado de la capital valenciana tomaron la decisión de esperar a que la riada se apaciguara. La Junta Directiva del Valencia, entonces, celebró una asamblea en la que decidió aplazar el partido ante el Real Sporting de Gijón en Mestalla y se disputaron cinco partidos consecutivos como visitante.
Sería en el regreso al viejo templo, el 8 de diciembre, cuando el equipo se reencontraría con el triunfo. Atrás habían quedado semanas y meses de desazones humanas y deportivas y el firme deseo de no volver a vivir jamás un episodio así.
Aquel desastre sigue presente en la memoria del valencianismo y es que en el ‘ADN’ del Club está la capacidad de caer y levantarse, sobreponiéndose siempre a cualquier circunstancia. Como consecuencia del COVID-19 ahora se va a superar esa referencia de la riada y se establecerá el segundo mayor periodo de inactividad (dejando de lado periodos estivales) en el estadio, solo superado por los casi dos años en los que no hubo fútbol durante la Guerra Civil pero eso, por fortuna, es otra historia.