Cualquier partido del Real Valladolid me invita a hacer dos tipos de análisis: uno en frío y otro en caliente. Inicialmente, la dura derrota (3-0) de este pasado sábado en el Estadio de Mendizorroza me invitaba a pensar que todo había sido cuestión de un mal día. En ese momento, el análisis era uno. En frío, la sensación era otra y me lleva a pensar que los partidos en el Camp Nou y el de Vitoria no están tan lejos.
Dejando a un lado a Leo Messi, excusa, en mi opinión, demasiado utilizada, me quiero centrar única y exclusivamente en la situación del Real Valladolid. Con el bagaje de puntos que suma y su situación en la clasificación se puede hacer. Centrándome sólo en ese punto, la realidad pucelana me habla de dos duelos en los que el equipo de Sergio no tuvo tensión competitiva.
"Tanto en Barcelona como en Vitoria, el Real Valladolid fue a 'verlas venir' y claro, perdió de forma categórica"
Mirando a la calculadora y al botín ya conseguido, como Sergio confirmó en la rueda de prensa de Vitoria, el equipo vivió alejado de su nivel competitivo. Confundiendo la falta de presión con ausencia de exigencia, el Real Valladolid mostró en Mendizorroza una imagen futbolística muy débil.
Sin acciones claras sin balón, sin robos en zona alta y sin mordiente ofensiva ni competitiva, en Vitoria se vio al Real Valladolid del Camp Nou. Fue esa versión no que vi yo a nivel personal sino la que Kiko Olivas apreció y la que criticó. Tras el paso blanquivioleta por el Camp Nou, el '4' habló de que "en los duelos individuales teníamos que haber ido más fuerte y teníamos que haber encimado más". Imposible ser más claro en el problema blanquivioleta.
Sin balón, el Real Valladolid no estuvo bien. Ni en Barcelona ni en Vitoria. Al equipo le faltó tensión porque no miró el partido como una oportunidad de seguir sumando sino como un trámite en el que parecían no estar exigidos a puntuar. Como dijo Sergio, en ambos encuentros el equipo fue "a verlas venir" y claro, perdió de forma categórica. Sin exigencia no hubo ambición y sin ambición el Real Valladolid no fue creíble.
Velasco lo ha explicado muy bien con pelos y señales,y me ratifico en ello,el que lo quiera entender que lo entienda y el que no que se agarre al presupuesto,Barcelona y Vitoría para olvidar,blanco y en botella.SIEMPRE PUCELA.