Durante la temporada 2018/2019 y, sobre todo, en los primeros meses de ella, el Real Valladolid y su entorno estuvo muy pendiente del Estadio de Ipurua. El mundo blanquivioleta se fijaba en el camino de Pablo Hervías en el equipo armero. Tras el gran final de temporada del riojano, se le veía como uno más y se suspiraba con su regreso.
La intención pucelana en propiciar esta segunda etapa y la ilusión del jugador por firmarla hicieron oficial la operación a finales de mes de enero. El gran objetivo del Club y de Sergio González llegaba tras unas largas conversaciones. Quizás fue más larga la negociación por ver al jugador de blanquivioleta que su etapa en el terreno de juego.
Pablo Hervías apenas ha firmado 478 minutos esta temporada, siendo sólo 161 con el Real Valladolid
Toda la ilusión por ver al jugador de blanquivioleta duró apenas 161 minutos, casi la mitad de lo que jugó con la Sociedad Deportiva Éibar. La diferencia no se debe a una cuestión de confianza, como sí ocurrió con José Luis Mendilibar, sino a una importante lesión de rodilla.
Catalogada como de "larga duración" la rotura del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda, dicha lesión marcó su segunda temporada en el Nuevo Estadio José Zorrilla.
Por suerte su ausencia no le privó del futuro que soñó ni de la salvación al equipo. Todo terminó en la permanencia del equipo en Primera división, su continuidad en el Club por ello y la explosión de Waldo Rubio tras aprovechar éste la ficha del riojano. La esperanza invernal del Real Valladolid se vio noqueada por una grave lesión de rodilla, pero el Club supo sobrevivir y reinventarse sin él.