Con el adiós de Mateo Alemany no sólo se pone fin a un proyecto deportivo para comenzar uno nuevo. Se marcha, además, quizá el mejor ejecutivo en la historia reciente del Valencia CF.
Orador excelente, portavoz pausado y director deportivo avezado, el mallorquín ha llegado a un acuerdo para irse tras dos años excelsos y ocho meses en los que, apartado ya, su prestigio como hombre de fútbol no decayó.
Cuando el Valencia CF fichó a Mateu Alemany el 27 de marzo de 2017, el club estaba inmerso en una crisis social y deportiva que tambaleaba los cimientos de la entidad. La presidenta Layhoon estaba ya de salida y Anil Murthy acababa de aterrizar pocos meses antes. La primera gran decisión de Alemany fue apostar en mayo por Marcelino García Toral. La apuesta le salió redonda.
Tras dos temporadas acabando el 12º, la primera campaña como director deportivo, Alemany logró que su equipo, tras casi treinta movimientos de mercado, y una campaña en la que el equipo terminó cuarto y fue apeado de la Copa en semifinales por el Barça.
Sus ruedas de prensa sobre todos los temas candentes de la actualidad: Nuevo Estadio, venta de Mestalla, Porxinos, la deuda y, por supuesto la parcela deportiva, era un manual de cómo dirigir un club de fútbol.
Su relación con Marcelino García Toral fue estrechándose hasta sobrepasar el plano profesional. Fruto de esa relación y, tras una apuesta decidida por mejorar la plantilla, se cerraron las llegadas de futbolistas de primer nivel como Kondogbia, Gameiro, Diakhaby, Guedes y ventas como las de Murillo o Zaza que demostraron la habilidad en los despachos de Alemany.
La apuesta por la estabilidad desde la dirección deportiva desembarcó en una segunda campaña en la que la dupla Mateo-Marcelino alcanzó el éxito. Tras una primera vuelta en la que el equipo no consiguió los resultados esperados y en la que los empates sangraban la clasificación en LaLiga, Alemany apostó por mantener a Marcelino y, de nuevo, acertó de pleno. El equipo se recuperó en la segunda vuelta y fue pasando eliminatorias en la Copa del Rey hasta levantar el primer título en 11 años.
Sobre el césped del Benito Villamarín, Alemany celebraba el triunfo abrazado a Marcelino. "Fue un éxito del club mantenerlo", dijo. Todo era felicidad y nadie podía pensar que, dos meses después, se enturbiara la situación hasta el punto que dio con los huesos de Marcelino, Longoria y el propio Alemany fuera del club con la temporada recién empezada,
Todo empezó en verano. Mateo Alemany y Marcelino notaron que algo había cambiado tras las primeras negativas de Peter Lim y pidieron irse a hablar con el máximo accionista a Singapur. A su vuelta se habló de consenso, pero tras darse cuenta que el magnate singapurés bloqueaba fichajes como los de Denis Suárez o Rafinha para que no bloquearan a jugadores como Kangin Lee o Ferran Torres, su continuidad ya estuvo en tela de juicio.
Alemany fue ratificado junto a Pablo Longoria, su mano derecha el 2 de agosto. El balear creyó que seguiría teniendo margen de maniobra, pero ya no fue así. De hecho, el amago de la venta de Rodrigo Moreno y el fichaje de Thierry R. Correia ya no contaron con su aprobación y conocimiento-
La relación estaba herida de muerte. A Alemany le quedaba un año de contrato pero, a pesar de las circunstancias y de hablarse ya de un Valencia de Singapur y otro de Valencia, estaba dispuesto a protagonizar una nueva rueda de prensa que apaciguara los ánimos tras el cierre del mercado de fichajes. Ya no tuvo tiempo. El abrupto despido de Marcelino le cogió fuera de juego. Sin su gran apuesta en el club, sus días en el club estaban contados. El 11 de septiembre se marchó el asturiano, el 20 forzó su salida Pablo Longoria. Alemany se quedaba solo y trató de negociar su adiós.
Tampoco, por supuesto, participó en la llegada de Albert Celades.
Ante la falta de respuesta de Peter Lim para negociar su marcha, y teniendo en cuenta que tenía una elevada cláusula de penalización, Alemany retomó sus funciones el pasado uno de octubre. Fue un espejismo. Daba la sensación que era un tema más de forma que de fondo. De hecho, sin trabajo real que realizar, su continuidad calentando la silla no tenía sentido y, quien conoce un poco a Alemany, sabe que el primer interesado en no prorrogar esa situación era él.
Por eso, ante una nueva llamada de Peter Lim, fijaron este 7 de noviembre para poner punto y final a su relación de forma 'amistosa'.